2/7/15

Comunicación en Familia



La CONEXIÓN entre padres e hijos es la base de la armonía familiar y el pilar maestro sobre el que se apoyan los cimientos de la sociedad.

A lo largo de mi trayectoria profesional he trabajado solucionando problemas de comunicación de diversos tipos y he podido comprobar los efectos de esa clase de trastornos en la calidad de vida de los pacientes y en el desarrollo personal de ellos mismos y de sus FAMILIAS.Pero también me di cuenta de que los trastornos de la voz, el habla o el lenguaje no son los únicos obstáculos que pueden crear problemas de conexión en una familia. Me di cuenta de que la gran mayoría de familias tienen problemas precisamente por eso, por una comunicación muy poco efectiva.

Una comunicación pobre impide el intercambio correcto de información a todos los niveles y dificulta enormemente la unión y la cooperación.

¿Por qué nuestros hijos no nos escuchan? ¿Por qué vivimos totalmente aislados los unos de los otros?

Nos falla esa CONEXIÓN que alimenta el vínculo, no tenemos ese puente que nos mantiene unidos para disfrutar juntos de los buenos momentos y afrontar de la mano los no tan buenos.

Desde el primer instante de vida los bebés necesitan la piel de sus padres para crecer sanos y sentirse seguros. Necesitan contacto,calor, unión.
A medida que siguen creciendo pueden seguir notando esa unión y ese contacto de muchas maneras diferentes, pero si dejan de notarlo, expresarán esa carencia actuando de manera inapropiada. Buscarán esa conexión y esa pertenencia, pero la mayor parte de las veces no sabrán cómo hacerlo.

Cada vez que una madre ( o padre) sostiene a su bebé a la altura de sus ojos y le hace "arrumacos", ese bebé siente conexión. Cada vez que su padre ( o madre) le hace reír con "pedorretas" o caras feas, ese niño siente conexión. La COMUNICACIÓN que crea la CONEXIÓN a esos niveles es así: piel, sonrisas, susurros, caricias,canciones, juego, contacto.

¿Y qué es lo que cambia cuando crecen? ¿Por qué las sonrisas, los susurros, caricias, juego y contacto se convierten en peleas, retos, desobediencia, pasotismo o gritos?

¿Qué falla?

Que la comunicación evoluciona y todo lo que hacemos expresa constantemente. A veces nuestra manera de comunicarnos nos aleja de ellos porque creemos que las palabras tienen que llenar todos esos silencios que antes llenábamos con caricias.

Nada más lejos de la realidad.

No paramos de hablar y no decimos nada.O decimos siempre lo mismo. No les llega el mensaje. Nos oyen pero no escuchan.

Y es que el lenguaje no verbal descuidado puede malinterpretarse, las órdenes constantes crean resistencia, el diálogo unidireccional ( monólogo) no intercambia nada...acabamos desconectándonos de nuestros hijos en nuestro afán por educarles y perdemos así su colaboración. No somos un equipo.La cooperación desaparece y es imposible conseguir que "pongan de su parte". O conseguimos su colaboración basada en el chantaje, el miedo o el hartazgo. No es una conexión efectiva a largo plazo ni estable ante las dificultades.

La buena comunicación familiar es aquella que consigue reforzar los vínculos y crear más puntos de unión, CONECTAR a sus miembros para ayudarles a crecer individualmente y así aportar crecimiento a la familia.

La buena comunicación familiar es aquella en la que todos sus miembros disfrutan de una relación horizontal de respeto, en donde todos puedan expresar de forma amable sus deseos, sentimientos o inquietudes y puedan recibir el feedback necesario para sentirse seguros y seguir confiando los unos en los otros.

¿Y eso cómo se hace?
Se hace teniendo en cuenta que los niños son niños y no siempre se comportarán como quisiéramos. Se consigue sabiendo "leer" su necesidad de conexión y pertenencia detrás de cada mal gesto, de cada "desobediencia" y entendiendo que ellos, por su inmadurez, no sabrán comunicar lo que sienten o lo que les pasa, pero nosotros como adultos podremos facilitárselo si les ayudamos a poner "palabras" a esos portazos, a esas explosiones de ira o esos llantos de frustración. Conectando antes de corregir. "Leyendo" su enfado, poniéndole nombre y buscando una solución.

Una buena comunicación familiar se consigue escuchando. Lo que parece importante y lo que no. Escuchando se enseña a escuchar y se "descubre" a nuestros hijos. Escuchar con la misma atención los "te quieros" que los "te odios", porque ambos expresan.

Si intercambiamos las órdenes por preguntas para dejar que nuestros hijos busquen una respuesta y les enseñamos a pensar por si mismos en lugar de convertirlos en pequeños robots "obedecedores".
Si no nos tomamos como "faltas de respeto" sus expresiones de desánimo o frustración y en vez de ignorarlas o castigarlas, las acompañamos y las modelamos con respeto.
Si intentamos enseñarles las cosas que se pueden hacer en lugar de lo que NO se debe.
Si les motivamos a crecer traduciendo sus errores en oportunidades para mejorar.
Si no les etiquetamos y les hacemos sentirse seguros discriminando lo que SON de lo que HACEN.
Si les comunicamos los límites necesarios para el buen funcionamiento familiar de manera respetuosa y en el momento adecuado ( no en pleno conflicto o discusión, en donde no hay autocontrol por ninguna de las partes).
Si les ayudamos a identificar sus sentimientos para ponerles nombre y poco a poco aprender a gestionarlos de manera adaptativa.
Si les hacemos partícipes en la búsqueda de soluciones y en la toma de decisiones ( guiada por nosotros).
Si les mostramos nuestra confianza y no nuestro miedo a un posible fracaso.
Si nos mantenemos firmes en los momentos en los que la situación lo requiera pero lo hacemos SIEMPRE de la manera más amable y cercana posible....

.....estaremos comunicándonos de manera efectiva y educando desde la conexión y el respeto.

Familias en las que sus miembros se sienten conectados son familias que se apoyan, que disfrutan, que aprenden de los malos momentos y que crecen juntas. A nivel social, son pequeños núcleos desde los que se puede aportar toda esa cooperación, unión y sentido de comunidad que tanto necesita nuestro mundo actualmente.
Una comunicación familiar efectiva puede traducirse en hijos y padres felices, y en una sociedad más empática, unida y dispuesta a la cooperación.




María Soto Álvarez de Sotomayor










2 comentarios:

  1. Hola, me ha gustado mucho esta entrada. Llevo tiempo pensando sobre la conexión con mi hijo, Erik, Ke tiene casi 7 años. Comparto contigo la idea de lo necesario que es la existencia de una conexión con los hijos, pero ¿Ke hacer si se pierde? ¿Cómo recuperarla? ¿Por donde empezar?

    ResponderEliminar
  2. Hola Cristina! Muchas gracias por compartir tu experiencia. Déjame que te pregunte ¿Por dónde te gustaría que empezara yo a conectar contigo? Supongo que desde la complicidad, el cariño o al menos desde el buen humor, ¿verdad? Algunas de las herramientas que mas me gustan para conectar con mis hijos son hacerles preguntas o pedirles ayuda. Al preguntar , en lugar de ordenar o "decir", eliminamos la resistencia natural que crea una imposición para dar lugar a una búsqueda de respuesta. En lugar de "recoge tu cuarto" podemos preguntarle en tono cómplice y amable¿Qué hacemos con todo eso tirado?...Puede que la respuesta no sea la que esperamos, o que no recoja en un primer momento, pero estaremos eliminando la "orden" que no le tiene en cuenta y le aleja de nosotros.Para los momentos complicados, en los que están "de mal humor" y hay que hacer algo que no quiere lo ideal sería "validar sus sentimientos" y mantenerse firme de manera amable "sé que querías seguir jugando pero ahora tenemos que irnos". Cuando nuestros hijos notan que nos importan mas que las cosas que hacen y que respetamos sus ritmos, estamos en conexión con ellos. Espero haberte ayudado Cristina!! No dudes en escribirme siempre que necesites!! un abrazo!

    ResponderEliminar